127 – Maestra de intérpretes – Lucille Barnes

Si hay un nombre que todos relacionamos enseguida con la interpretación es Lucille Barnes. ¡Una invitada de lujo!

Lucille Barnes es intérprete de conferencias y traductora graduada de la Universidad del Salvador.

Vivió en Dinamarca, Alemania, Francia y Noruega, donde dio sus primeros pasos como intérprete. Nos cuenta que a los 19 años viajó a Dinamarca, a las tierras de su madre, y allí trabajó de recepcionista en un hotel, donde aprovecharon que ella hablaba español para que oficiara de intérpretes con algunas personas, o incluso que interpretara en alguna reunión que se hacía en el salón de reuniones del hotel. Nos cuenta que además daba clases de español a daneses que tenían cierta devoción por las vacaciones en España y por los hispanohablantes, y que incluso llegó a oficiar de mediadora epistolar de historias de adulterio. Anécdotas imperdibles garantizadas.

Después de este fogueo inicial, volvió a Argentina y después de intentar estudiar otras carreras (eran épocas difíciles y las universidades se cerraban, por lo que se le frustraron un par de planes) comenzó la carrera de intérprete en la Universidad del Salvador donde se formó con Emilio Stevanovitch, precursor de la interpretación de conferencias en la Argentina. A pesar de un comienzo ríspido con él, finalmente fue a ella a quien eligió para trabajar con él y la lanzó al mercado, por lo que Lucille lo reconoce como su mentor y el impulsor de su carrera. Él era el único que capacitaba a intérpretes en ese momento, y Lucille dice que aprendió mucho con él como profesor y también como colega, porque compartieron cabina un par de años. Confiesa que tiene tantas anécdotas que podría escribir un libro. “Toda una epopeya”, declara. Y sí, con las pocas que nos contó, nos dejó con ganas de más…

En 1985, Lucille se desempeñó como jefa del departamento de traducción e interpretación de la Cámara de Diputados de la Nación, puesto al que llegó porque buscaban a una intérprete para el presidente de la Cámara Baja. En esos años tan particulares, la vuelta de la democracia exigía trabajar en nuevas leyes y llegaba mucha información en otro idioma que había que traducir. Nos cuenta Lucille que ella formó un pequeño grupo de traductores exclusivamente dedicado a los diputados porque el equipo de traductores del Congreso no daba abasto con la cantidad de trabajo que había. Además de liderar el equipo, ella también estaba disposición como intérprete para el presidente de la cámara o para cualquier otra reunión que se diera en la cámara de diputados. Fue una experiencia fascinante y muy interesante, donde pudo trabajar traduciendo textos de mucha importancia para el país e interpretando en reuniones con personalidades de alto perfil. Y sí, ¡también tiene anécdotas geniales!

En ese entonces, al mismo tiempo que llevaba adelante su trabajo en el Congreso, empezó a dar clases y a colocar los cimientos de lo que sería el estudio que lleva su nombre y en el que se forman intérpretes desde 1989. Ella se reconoce como “maestra ciruela”: le gusta enseñar, transmitir experiencias, que la gente aprenda, que pasen los exámenes. Y dice que cuando empezó a enseñar con tan solo un grabador y un auricular en su casa en Buenos Aires, le fue muy bien desde el principio y fue creciendo paulatinamente. Dice que ella fue diseñando un sistema propio basado en su experiencia, entonces poder transmitir eso fue lo que la impulsó a crear su estudio y seguir en ese camino. Confiesa que muchos de sus alumnos la superan como intérpretes y que eso le da muchísima satisfacción, además de la seguridad de que es una buena maestra.

La pandemia la ayudó a acelerar el crecimiento de su oferta de cursos en línea que viene impulsando desde hace un año, y ahora tiene alumnos de todas partes del mundo que pueden tomar sus clases sin tener que venir a Argentina o a Buenos Aires, como hacían algunos antes.

Lucille además es miembro honorario de la Asociación Internacional de Profesionales de la Traducción y la Interpretación (IAPTI).