Y sí, el arte también nos necesita y aquí tenemos a una colega que lo ha convertido en su especialización. ¡Melisa Palferro, ladies and gentlemen!
Melisa es traductora pública, literaria y científico-técnica de inglés egresada de la Universidad de Belgrano en 2009, así como magíster en Traducción, graduada por la misma universidad en 2019. También en esa universidad, entre 2013 y 2015, fue profesora adjunta de Traducción Literaria y dice que eso es lo que más extraña de Buenos Aires (además de las facturas).
Desde 2015, tras pasar unos años estudiando Historia del Arte en la Universidad de Palermo, se dedica casi exclusivamente a la traducción para museos, con más de 660 proyectos en su haber, para más de 80 museos, y desde 2016 vive en Londres, donde fundó su propia empresa.
Seguramente estás pensando que este nicho que encontró Melisa jamás te lo hubieras imaginado, y ella confiesa que tampoco. Nos contó que siempre le gustó la historia y el arte. Melisa cursó el secundario en España y nos cuenta que allá en cuarto y quinto año elegís una especialización: como ella quería estudiar traducción, eligió la que tenía latín, griego, filosofía, historia del arte, historia antigua, como para ir poniéndose a tono, digamos. Pero, como viene de familia de artistas, todos le recomendaban que no fuera para el lado del arte porque se iba a morir de hambre.
La cuestión es que, como el gusto y el deseo seguían latentes, decidió hacer una licenciatura que combinaba historia del arte y psicología. Ya había empezado a traducir papers sobre psicología o textos relacionados con las ciencias sociales y le pareció importante tener más conocimiento para ser mejor traductora, y de paso, estudiar eso que tanto le apasionaba.
Recuerda que recibió muchos comentarios desalentadores al respecto, pero hizo oídos sordos y siguió. Después de varios años, llegó la oportunidad con un mail que recibió a través de ProZ y sin dudar, decidió contestarlo, aunque llegara tarde a una cena con amigas: una agencia buscaba traductores con formación académica en arte. Desde entonces, no paró.
Melisa afirma con total convicción que todo eso que estudió antes de que llegara esa oportunidad única fue una inversión, una inversión de tiempo y esfuerzo que solo se logra cuando lo disfrutás. Y que es eso exactamente lo que le dice a quienes le preguntan sobre cómo insertarse en una especialidad como esa: ¡hacé algo que te guste!
Cuando tuvo que presentar la tesis de la maestría, ya llevaba un par de años traduciendo casi exclusivamente para museos así que decidió analizar las relaciones que los museos establecen con sus visitantes por medio de los textos, las características de dichos textos, incluido su «tono de voz» y la manera en que todo ello se plasma (in)correctamente en su traducción al español.
¿A qué se refiere? Nos cuenta Melisa que desde hace tiempo ya, sobre todo en Estados Unidos y el Reino Unido, hubo un cambio de paradigma en este sentido en los museos: pasaron de ser casas donde se impartía conocimiento de forma unidireccional a adoptar una actitud más amigable y cercana para generar más engagement. Un proceso que lleva décadas, aclara Melisa, por eso mucha gente todavía sigue viendo a los museos como lugares aburridos. Eso se nota en las traducciones cuando quien traduce no sabe o no entiende que el tono y el objetivo del original es otro y se siguen eligiendo opciones más formales (y más viejas) en la lengua destino. «Atrasan», dispara Melisa, porque un texto super friendly se transforma en un algo superformal por esa antigua idea de museo, de un lugar donde no se puede tocar ni hacer nada, así como lo percibimos en la infancia. Es como todo, además de saber sobre el tema, hay que conocer el rubro y entender qué busca el cliente, preguntar a quién apuntan esos textos, qué quieren conseguir con eso.
Los materiales que suele traducir son mapas, folletos, los textos que van en las paredes o en las obras mismas, y hasta alguna aplicación. También ha hecho catálogos, aunque dice que no son tan comunes. También le ha tocado subtitular videos o traducir los textos de las audioguías para que luego las graben actores de voz.
Sigue trabajando con esa agencia del primer contacto, y también con clientes directos. Para estos últimos tuvo que abordar el desafío de formar equipos multilingües para algún proyecto en particular. Y la tarea no fue nada fácil, pero nos muestra orgullosa un catálogo bilingüe en inglés y portugués que hizo para un estudio de una artista en Portugal, cuyos textos de origen venían algunos en español, así que fue todo un esfuerzo lindísimo en las tres lenguas.
Desde 2016 Melisa vive en Londres y dice que allí sintió que hizo un clic en su cabeza y cambió la mentalidad, lo que le permitió tomar las riendas de su profesión y de su vida. Allí fundó su propia empresa, dedicada exclusivamente a la traducción para museos y otros rubros artísticos. El objetivo: acercar el arte al público.
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