Todas las semanas leemos muchos artículos relacionados con la traducción y así es como encontramos a Shadi Rohana, un joven palestino que vive en México y traduce literatura latinoamericana al árabe. Escuchalo. Es fascinante conocer un poco de su mundo a través de su visión de ambas lenguas y culturas.
Shadi nació en Haifa, Palestina. Cursó Estudios Latinoamericanos en EE.UU. y en México. Desde hace un tiempo, Shadi viene traduciendo literatura latinoamericana, y ha introducido a la lengua árabe un copioso inventario de obras literarias. También ha traducido varios textos breves de diferentes autores del árabe al español.
Además, es profesor de lengua y literatura árabes en el Centro de Estudios de Asia y África en El Colegio de México, y se dedica a la investigación de los distintos momentos de contacto entre estas dos lenguas.
Shadi se acercó al idioma español por un interés político. Como militante del partido comunista en Palestina, quería conocer más sobre sobre Cuba. Así fue como comenzó a leer mucho material sobre Cuba en distintos idiomas (en hebreo, árabe, inglés), y cuando estudió en Estados Unidos, comenzó a aprender español. Al tener profesores de distintas partes de Latinoamérica, se dio cuenta de la gran variedad de español que tenemos de este lado del océano y conoció una parte del mundo de la que no tenía mucha idea hasta ese momento.
Así como él conocía poco sobre Latinoamérica, de este lado también hay mucho desconocimiento acerca de su país de origen, y del mundo árabe en general. Shadi nos cuenta que, por ejemplo, es bastante difícil encontrar literatura árabe en las librerías o en las bibliotecas, lo que, a su entender, contribuye a alimentar una concepción errónea del mundo árabe. Nos cuenta también que a veces, la literatura árabe llega al español a través del inglés, un intermediario que seguramente nos priva de una comunicación más directa y fidedigna entre ambas lenguas y culturas. Las razones detrás de esto son muchas y no tienen tanto que ver con el interés de la gente, sino más bien con cuestiones políticas y geográficas.
Desafíos para traducir entre estas dos lenguas debe haber muchos. Uno de los que menciona Shadi tiene que ver con la relación íntima que hay entre el árabe y el español. Ya sabemos que nuestro idioma tiene muchas palabras de origen árabe completamente incorporadas en el vocabulario, por eso él señala que uno de los retos a la hora de traducir es no caer en la trampa de esas palabritas que parecen ser la misma.
En cuanto a los desafíos que le ha tocado enfrentar en una traducción, Shadi recuerda dos obras en particular. Un poema del poeta mexicano Mario Santiago Papasquiaro, con lenguaje muy local y muchos giros idiomáticos. Dice que aunque hace 8 años que vive en México, no le sirvieron los diccionarios y tuvo que recurrir a amigos y conocidos locales para entender algunas frases.
La otra fue “Las batallas en el desierto”, de José Emilio Pacheco, una novela con mucho vocabulario urbano. Esas cositas que cualquiera de nosotros tomaría como algo cotidiano y bastante universal, para él, siendo de Palestina, un país tan pequeño que no tiene grandes ciudades, fue un desafío porque no tenía palabras en árabe para algunos conceptos. Por ejemplo, si él quiere mencionar un “semáforo” en Palestina, tiene que tomar prestado un término del hebreo.
Shadi además da clases de idioma, en las que enseña el árabe estándar moderno, que es el idioma escrito estándar en todos los países donde se habla árabe, y que está basado en el árabe clásico de los textos y escrituras, tanto sagradas como seculares (literarias, filosóficas, científicas, etc).
Además, da clases de Literatura árabe moderna con textos mayormente de prosa, en sus traducciones al español. Nos cuenta que el año pasado leyeron “Fragmentos de Bagdad”, de Sinan Antoon, un autor iraquí, y como él conoce al autor, pudieron hacer una sesión en vivo con él para hablar de la novela, e incluso, ¡de la traducción! Shadi tiene puros elogios para su traductora, pero nos invita a una reflexión interesante acerca del título (donde seguramente no tuvo nada que ver la traductora, sino la editorial y su enfoque de marketing). La novela se llama en árabe “Ave María”, y la historia se centra en una familia cristiana en Bagdad, pero la editorial que la publicó decidió ponerle otro título, “porque cuando se traduce del árabe hay mucha libertad y no sé por qué”, sentencia Shadi. Y tiene mucho más para decir al respecto, “food for thought” para quien lo escuche.
Cuando le hicimos la pregunta final, Shadi nos reveló que traduce todos los días porque quiere hacerlo y es un deseo, pero que su profesión no es la traducción porque no es su sustento. Y nos preguntamos por qué. El tema es que el mundo de las editoriales árabes es muy difícil, según nos cuenta, dice que muchas veces el autor o el traductor financian su trabajo, otras tantas veces el traductor ni siquiera cobra por su trabajo, lo cual sorprende e indigna a la vez de solo pensar todo lo que el mundo se pierde por culpa de estas prácticas.
Aun así, Shadi traduce todos los días, y en esa conexión que mantiene a diario con su cultura y su idioma, va creando un trabajo maravilloso que nos dieron muchas ganas de leer.
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