Cuando empezaste la carrera, ¿te imaginaste alguna vez traduciendo novelas? Cuando leías novelas de tu autor favorito, ¿te imaginaste alguna vez poder conocer a quien lo tradujo? Hoy tenemos el lujo de hablar con Pilar Ramírez Tello, traductora de la saga de “Los juegos del hambre” y “Divergente”.
Pilar es traductora literaria y también se especializa en traducción técnica. Tiene un máster en literatura comparada y traducción de la State University of New York, Binghamton, y ganó el premio a la traductora más prometedora. Con más de 16 años de experiencia y medio centenar de libros traducidos, algunos de los autores que ha traducido son: H.G. Wells («El hombre invisible» y «La isla del doctor Moreau»), Suzanne Collins («Los Juegos del Hambre»), Veronica Roth («Divergente»), Asimov («El robot completo»), Max Brooks («Guerra Mundial Z»), etc.
Desde muy chica, a Pilar le gustaba muchísimo leer y escribir. Cuando llegó el momento de elegir una carrera, se dio cuenta de que quería seguir haciendo eso que tanto le gustaba hacer. Se inscribió en la carrera de traductorado con la idea de dedicarse a la traducción literaria, completó su formación con un máster en literatura comparada en Estados Unidos y volvió a España decidida a encontrar su lugar como traductora literaria. Los primeros proyectos que realizó fueron con agencias de traducción, lo cual le sirvió para ir adquiriendo algo experiencia en el mercado. No obstante, siguió enviando currículums a todas las editoriales hasta que una se decidió a darle una oportunidad. Desde entonces, le ha llegado un encargo tras otro.
En los libros de ciencia ficción y fantasía la terminología suele ser de temas muy diversos y son los neologismos los que suelen presentar el mayor desafío. En la saga de “Los juegos del hambre”, Pilar fue quien acuñó los términos “sinsajo” y “rastrevíspula”, entre otros. Explica que lo primero que debe hacerse en esos casos es determinar si esos términos son reales o inventados y luego seguir el mismo proceso que el autor realizó cuando los inventó. Esto requiere de mucha investigación y, por supuesto, creatividad, pero destaca que las editoriales siempre han confiado en ella y le han dado total libertad.
En cuanto a su proceso de traducción, cuando el tiempo lo permite, le gusta leer primero el libro para tener una idea de a qué se enfrenta y detectar los posibles desafíos. Sin embargo, muchas veces los plazos de entrega son acotados y debe zambullirse directamente en la traducción. Normalmente, traduce unas 10 páginas por día (el equivalente a 3000 palabras aproximadamente), pero depende mucho de la fecha de entrega (que suele venir impuesta por la editorial).
Pilar les recomienda a los traductores que quieren dedicarse a la traducción literaria que hagan redes de contacto, que se muevan por donde se mueven los demás traductores y asistan a congresos. La clave, además de mandar currículums a todos lados, es conocer gente. Siempre hay un colega que te tiene en cuenta y te recomienda o te pasa el dato de que en alguna editorial están buscando traductores. Por último, leer y traducir mucho, aunque no sea literatura. Todo viene bien como experiencia.
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