Algunas personas tienen la fortuna de trabajar haciendo lo que aman, pero son pocas las tienen la dicha de poder incorporar sus hobbies en lo que hacen para ganarse la vida. Malala Fox es una de las personas que ha logrado esto al combinar su pasión por la interpretación con su amor por el tenis.
Malala es traductora y profesora de inglés y de francés e intérprete de conferencias. A lo largo de su carrera ha interpretado en 795 congresos, conferencias, cursos, seminarios, etc. Cuenta con una amplia experiencia internacional relacionada con deportes. Además, ha traducido varios libros sobre tenis como Tennis Psychology y The Secret of Spanish Tennis y ha interpretado para personalidades como Donald Trump, Roger Federer, Serena Williams y Barack Obama, entre otros.
La primera carrera que estudió fue profesorado de inglés en el Lenguas Vivas. Luego, sintió un poco de curiosidad por la interpretación y, aunque no sabía muy de qué se trataba, se anotó en un curso con Emilio Stevanovich. Emilio, que siempre le dio mucha importancia a la cultura general, le dijo que a pesar de ser buena interpretando, aún le faltaban muchos conocimientos generales. Un poco desalentada, Malala decidió dedicarse a dar clases, pero pronto se dio cuenta de que lo que realmente quería era interpretar. Se puso en contacto con Rut Simcovich, que tenía una escuela de intérpretes, y empezó a trabajar a la par de ella. Rut fue una gran mentora y la ayudó mucho a abrirse camino en la profesión.
Pero, ¿cómo es que el tenis se convirtió en una especialidad? En una ocasión, Malala recibió una invitación para interpretar en un evento relacionado con el tenis, específicamente en un curso de capacitación para entrenadores de alto rendimiento. Para ella, que había jugado al tenis toda su vida y que había leído muchísimas revistas sobre el tema, esta propuesta era sin dudas maravillosa. Por su forma de interpretar y sus elecciones de palabras, un extranjero se dio cuenta de que ella jugaba al tenis y se acercó a conversar con ella en la cabina. Desde ese momento, ese señor se convirtió en una especie de patrocinador, ya que siempre la recomienda y le da mucho trabajo.
En lo que respecta al tenis como nicho de mercado, Malala nos dice que en Argentina no hay mucha demanda, ya que muchos de los jugadores que vienen al país hablan en español. En su caso, un trabajo llevó al otro y así fue como su nombre se trajo a colación cuando Roger Federer vino a Argentina. Malala ofició como su intérprete y fue la encargada de acompañarlo y asistirlo en las entrevistas, reuniones, etc. Fue experiencia muy linda que le dejó muchísimas anécdotas.
Para finalizar, Malala responde la pregunta filosófica sobre el éxito del traductor afirmando que, para ella, ser exitoso es disfrutar de lo que uno hace. “Hace años que no trabajo”, confiesa y esto demuestra lo mucho que se divierte cuando está en una cabina o acompañando a un personaje reconocido.
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