Uno de los aspectos más interesantes de la traducción es su relevancia en prácticamente todos los ámbitos. Al ser tan vasto el espectro de temas que puede abarcar, suelen distinguirse distintas ramas: traducción médica, traducción legal, traducción audiovisual, traducción literaria, etc. Sin embargo, aún dentro de estas ramas podemos encontrar subramas. Si tomamos el ejemplo de la traducción literaria, es evidente que traducir relatos de ciencia ficción no tiene ningún parecido con traducir cuentos para niños y mucho menos novelas eróticas. En el episodio de hoy, hablamos con Selene Follonier sobre las particularidades y los desafíos únicos que presenta este género.
Selene es traductora literaria y técnico-científica de inglés e intérprete de conferencias en el mismo idioma, egresada del Instituto Superior de Profesorado N.º 8 “Alte. Brown”, Santa Fe, Argentina. En 2013, comenzó el Ciclo de Licenciatura en la Universidad Nacional del Litoral y actualmente está trabajando en su tesina. Con poco más de seis años de experiencia como traductora y correctora autónoma, ha realizado traducciones para diversas agencias de traducción, clientes particulares y una editorial estadounidense, para la cual ha traducido y corregido novelas, una trilogía erótica, relatos, libros sobre religión, ciencias sociales, etc.
Podría decirse que su incursión en la traducción de literatura erótica fue solo una casualidad. En 2013 empezó a trabajar para una editorial de EE. UU. y comenzó a recibir los primeros encargos para traducir libros sobre temas más bien generales. Un día, como cualquier otro, le ofrecieron la oportunidad de trabajar en la traducción de una trilogía erótica. En aquel momento era relativamente reciente la publicación de la saga Cincuenta sombras de Grey y a ella, que la había leído con gran avidez, le pareció una propuesta muy interesante. Sin ningún tipo de reservas, aceptó el proyecto y comenzó a investigar más sobre el género y nutrirse de obras ya traducidas.
Selene afirma que este género presenta varios desafíos a la hora de traducir. Para ella, una de las cuestiones más problemáticas es la autocensura. Como traductor, uno tiene que evitar caer en ella. El público que lee este tipo de novelas espera encontrarse con ciertas palabras, contextos, estilos, etc. y, por eso, es muy importante no dejar que la cultura, la idiosincrasia y la ideología propias influyan en las elecciones léxicas que se toman al traducir.
Otro de los retos tiene que ver con el “español neutro”. Es muy común que las editoriales soliciten que se traduzca usando el español más neutro posible para poder llegar a un público más amplio. Sin dudas, en este género en particular, encontrar equivalencias que generen el mismo efecto que produce el original en la lengua original es muy difícil. “Cuando uno se inclina por el neutro, tiende a elegir eufemismos o palabras que carecen de la carga expresiva que es lo que en definitiva caracteriza al género”.
Como parte de su tesina, Selene está realizando una encuesta a traductoras mujeres de toda Latinoamérica. Lo que pretende con este trabajo es dilucidar justamente si existen equivalencias para las palabras sexuales o no y si existen equivalencias que sirvan para la variedad de español de EE. UU. y la de América Latina. Su trabajo consiste en el análisis de un corpus y el posterior estudio de las respuestas recopiladas en la encuesta. Quienes deseen participar en ella, todavía pueden hacerlo ingresando aquí.
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