En la enseñanza de la interpretación, en general, se hace mucho hincapié en transmitir el mensaje de manera precisa, con la terminología apropiada, teniendo en cuenta las emociones del orador y sin olvidar ningún detalle del discurso. En el afán de cumplir con todo esto, muchas veces, se pierde de vista el contexto en el que se desarrolla el intercambio oral y el verdadero objetivo de la comunicación. Jaime Fatás-Cabeza, nuestro invitado de hoy, pretende derribar algunos de estos preconceptos y reivindicar la finalidad humanística del trabajo de los intérpretes.
Él es director del programa de traducción e interpretación con especialización legal y del cuidado de la salud de la Universidad de Arizona. Está certificado como traductor por la ATA y también como intérprete judicial e intérprete médico. Ha sido presidente de Judicial Interpreters of Massachusetts, supervisor de operaciones del servicio de interpretación de Brigham and Women’s Hospital de Harvard y traductor-intérprete oficial en los consulados de España y México. Además, es uno de los comisionados de Certification Commission for Healthcare Interpreters (CCHI), una organización de certificación profesional que ha certificado alrededor de 4000 intérpretes. Fuera del ámbito de la interpretación, ha traducido y editado publicaciones académicas para importantes universidades de Estados Unidos.
Jaime nació y creció en España en el seno de una familia que lo rodeó de muchos libros y música. Llegó a los EE. UU. en 1986, a los 26 años, sin ningún conocimiento del idioma y aprendió a hablar inglés de manera autodidacta por dos motivos fundamentales: primero por supervivencia y luego por respeto al país que lo acogía. Haber sido un inmigrante que no hablaba el idioma y haber necesitado intérpretes en determinadas situaciones de su vida influyó mucho en su trayectoria profesional y en la forma que percibe la comunicación. Con más de treinta años viviendo en EE. UU, Jaime ha observado que, en la mayor parte del país, el español no es una lengua de prestigio, a pesar de ser la segunda lengua internacional más hablada del planeta y de que el aumento demográfico en el país es muy notable.
El pasado octubre, Jaime brindó un webinario titulado Putting Consecutive in Order: Reassessing Priorities and Skills in the Teaching of Consecutive Interpreting, una actividad educativa para capacitadores y docentes organizada por el National Council on Interpreting in Health Care. Este tenía dos ejes principales: los aspectos relacionados con el trabajo de los intérpretes en los encuentros entres pacientes, proveedores e intérpretes, y los aspectos técnicos más relevantes relacionados con la interpretación consecutiva y cómo tratarlos. Su intención era mostrar que es necesario prestar menos atención a los aspectos técnicos y dedicar más esfuerzo a adaptar el estilo comunicacional a las necesidades de los participantes. “La labor del intérprete y los demás participantes debe ser darle prioridad a facilitar la comunicación en estas circunstancias”, comenta. Quienes estén interesados, pueden acceder a las diapositivas del webinario y a otros recursos ingresando aquí.
Para él, en el ámbito académico, el mayor desafío al que se enfrentan los intérpretes es que se le da demasiada importancia a la traducción y poca importancia a la interpretación. La globalización ha provocado un aumento cuantitativo de las interacciones entre distintas lenguas y ni el sector académico ni la sociedad han desarrollado los medios necesarios para responder efectivamente. Si bien las universidades están actualizando sus programas para proveer más herramientas prácticas, existe la necesidad de enfatizar los aspectos sociales, éticos y humanísticos.
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