Un término que últimamente se escucha mucho asociado con la localización es el de “internacionalización”, pero ¿qué quiere decir realmente? En este episodio, entrevistamos a Agustín Da Fieno Delucchi, especialista en internacionalización e inteligencia artificial con más de 20 años de experiencia trabajando en Microsoft.
Él nació en Lima, Perú, e inició su carrera en el mundo informático en 1992, dedicado principalmente al desarrollo de soluciones empresariales de propósitos múltiples. Ha estado involucrado en el desarrollo de software internacional desde 1998, año en el que se mudó a Dublín, Irlanda, para unirse a Microsoft. Desde entonces, Agustín ha desempeñado una gran variedad de roles relacionados con la internacionalización de productos: terminólogo, lingüista, traductor, ingeniero de localización, gerente de programas y proyectos, arquitecto de localización, gestor de riesgos geopolíticos, asesor de preparación global y científico de datos.
Agustín afirma que encontró su lugar en Microsoft y en el mundo de la localización “por pura suerte”. Después de registrarse en una bolsa de trabajo y enviar su CV, recibió un correo electrónico algo sospechoso. Contestó a la solicitud sin ningún tipo de expectativa y resultó que la empresa que lo había contactado era Microsoft. Luego de algunas unas pruebas, lo contrataron y se fue a vivir a Irlanda. Lo que más destaca de su experiencia trabajando allí es el poder conocer personas de todo el mundo con las mismas pasiones y tener la posibilidad de acceder a una inmensa cantidad de recursos de aprendizaje.
Su primer trabajo allí fue hacer la revisión lingüística de Windows 98. Concretamente, su labor consistía en revisar la terminología utilizada, colaborar con los traductores y asegurarse de que todo fuera coherente. Windows 98 fue el primer producto en el que trabajó; hoy puede decir que ha participado en más de 30, entre ellos, el muy querido Windows XP.
Agustín define la internacionalización como el proceso de creación de un producto teniendo en cuenta que este no puede estar ligado a ningún idioma en particular. El producto debe poder utilizarse de un modo efectivo independientemente del idioma en el que esté. Algunos de los aspectos importantes de este proceso son: el soporte de los caracteres de todos los idiomas, los formatos regionales (hora, fecha, unidades de medida, etc.) para que todos los sistemas puedan comunicarse, el espacio que cada idioma ocupa en la pantalla a fin de que el texto no se trunque, entre otros. Lo primordial es que el diseño del producto no se vea afectado por el idioma.
Recientemente, se ha comenzado a utilizar inteligencia artificial en los procesos de internacionalización. Esta tecnología ayuda al profesional en la toma de decisiones cuando realiza tareas de revisión, validación, control, etc. «La idea aquí no es que te reemplace completamente, sino que en ciertos procesos pueda ayudarte y decirte “Esto tienes que revisarlo tú, pero esto otro no necesitas revisarlo”».
En cuanto a su visión sobre el traductor del futuro, Agustín cree que la esencia del trabajo no va a cambiar, pero sí las nuevas tecnologías ayudarán muchísimo a aumentar la productividad. No descarta que los traductores empiecen a crear sus propios modelos de inteligencia artificial aplicados a la traducción y que estos se ofrezcan a los clientes como una marca registrada. Estos modelos entrenados por el propio traductor podrían reflejar el estilo inherente a cada traductor y podrían ser específicos para determinadas industrias o especializaciones: legal, técnica, médica, etc. Para él, estos modelos representarían verdaderamente al traductor.
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