Es muy común que al hablar de la traducción de libros se utilice el término “traducción literaria”. Sin embargo, muchos libros no entran en la categoría de literatura. Nuestra invitada de hoy, Mercedes Guhl, cree que en su caso es más apropiado definirse como traductora editorial o, simplemente, traductora de libros.
Ella es traductora, editora y profesora universitaria. Comenzó a trabajar como editora de libros infantiles y juveniles en la editorial Norma, donde también fue correctora de traducciones literarias, lo que le sirvió para aprender el oficio del traductor. En 1996, viajó a Gran Bretaña para cursar el magíster en Estudios de Traducción de la Universidad de Warwick. Además de su labor como traductora, editora y profesora, Mercedes ha publicado artículos sobre crítica y teoría de la traducción en revistas especializadas. En la actualidad, traduce libros para niños y jóvenes, y también se dedica al trabajo gremial como miembro de la Organización Mexicana de Traductores (OMT) y de la American Translators Association (ATA), donde actualmente es la administradora de la División Literaria.
Mercedes comenta que de niña fue muy lectora, pero no necesariamente un ratón de biblioteca. Le gustaba leer libros de aventuras, pero se daba cuenta de que eran pocos los libros en los que las protagonistas eran niñas. Si bien no estaba en sus planes en aquel momento, su carrera profesional la fue llevando por diversos caminos y su primer trabajo fue como editora junior de libros para niños.
La razón por la que empezó a definirse como traductora de libros tiene que ver con el momento en que decidió abrirse un perfil profesional en LinkedIn. Se dio cuenta de que “traductora literaria” no reflejaba su experiencia, ya que no todos los libros son literarios. Durante su carrera, tuvo oportunidad de traducir libros con recetas de cocina, sobre crianza y maternidad, etc. Mercedes afirma que existe la creencia de que las obras literarias son las más desafiantes para traducir. No obstante, ella también se ha enfrentado a grandes retos al traducir libros de autoayuda.
A quienes les gustaría dedicarse a traducir libros, ella les aconseja leer mucho y ejercitar la escritura. “Es necesario haber recorrido un trayecto para poder dar el salto”. Es una disciplina que requiere un cierto trabajo en literatura, interpretación de texto, análisis del discurso y escritura, además de entrenamiento y capacitación en el uso del lenguaje y los recursos literarios o lingüísticos.
En cuanto a su visión sobre el traductor del futuro, ella confiesa que siempre tiene la sensación de que el temor que existe es en cierta forma infundado. Para ella, no tenemos mucho que temer al apogeo de las máquinas porque nuestro trabajo es intelectual. Es posible que cambien las herramientas que utilizamos, pero no la labor de traducción. “Lo que estamos traduciendo es lo que hay más allá de las palabras y no las palabras”.
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