Como profesionales en el sector de la traducción, localización e interpretación, sabemos que hay muchos aspectos de nuestra profesión que podrían ser mejores. Sin embargo, en la mayoría de los casos, solemos adoptar un rol pasivo y dejar que las cosas sigan su curso. Christina Green, nuestra invitada en este episodio, es un claro ejemplo de cómo la participación activa en distintas iniciativas puede dar lugar a grandes cambios.
Ella es traductora e intérprete y habla inglés, español, italiano, francés y portugués. El amor de Christina por los idiomas comenzó tras su mudanza de Italia a Venezuela. Después de estudiar Lenguas Modernas en la Universidad Central de Venezuela, Christina se desempeñó como traductora para entidades nacionales e internacionales. Se mudó a Estados Unidos en el año 2000, donde trabajó con instituciones locales e internacionales. Fue la primera persona de Wisconsin en certificarse como intérprete de los tribunales. Actualmente es la presidenta de la Midwest Association of Translators and Interpreters (MATI), y parte de la junta directiva de la American Translators Association (ATA).
Christina cuenta que al llegar a Estados Unidos algunas cosas le llamaron mucho la atención. La primera fue que había muy pocas casas de estudio para traductores y que en Latinoamérica, aún tratándose de países subdesarrollados, la formación en el área de idiomas y lingüística era mucho mejor. Los pocos cursos que se dictaban en Estados Unidos eran muy básicos y estaba muy arraigada la creencia de que una persona bilingüe puede desempeñarse como traductor o intérprete.
Lo otro que la asombró muchísimo fue que en Estados Unidos no hay idioma oficial, por lo que las personas no tienen la obligación de hablar inglés. La ley establece que cualquier persona que no domine el idioma inglés tiene derecho a un intérprete en su idioma sin costo alguno cuando acude a una institución sanitaria; una institución de las autoridades, como la policía; un tribunal o escuelas públicas. “Es un derecho inviolable de cualquier persona (…) sin importar cuál sea su condición migratoria, su sexo, su preferencia sexual, su identificación de género”.
Estos dos temas despertaron su interés, por lo que se propuso investigar e informarse más. Sus hallazgos la motivaron a involucrarse, actuar y buscar que otros profesionales hagan lo mismo. “Para mí es sumamente importante participar en todas las asociaciones que sean de mejoramiento profesional para los traductores y los intérpretes en general. No podemos permanecer pasivos”.
En cuanto a su visión del traductor del futuro, ella considera que el traductor no tiene tiempo que perder. Es fundamental que este se ponga al día con la tecnología y esté actualizado en lo que respecta a tendencias de mercadeo, lo que incluye convertirse en vendedor, aprender cómo conseguir clientes y cómo mantener contentos a esos clientes. “Tengo muchos clientes que les he vendido más de lo que ellos querían comprar porque ellos no sabían que lo necesitaban. Cuando les muestro que les estoy facilitando la vida, eso a ellos les gusta y están dispuestos a pagar por ello”.
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